Era de noche, la luna llena estaba en
lo alto del cielo. Me había despertado por algún ruido de la calle. Tras
cerciorarme que estaba ahí fuera todo tranquilo al mirar por la ventana, me
volví a acostar.
Hacía más frío que de costumbre en esta
época del año, así que me arropé hasta el cuello. Enseguida me dormí. El
cansancio acumulado de días atrás pudo conmigo.