lunes, 10 de febrero de 2014

Comprendiendo la naturaleza humana

Lo comprendo. Te comprendo. Si supieras lo humano que veo a diario. Todas las clases de penurias, crueldades y falsedades.
Si lo supieras, no habríamos llegado a esto. ¿O sí? Creo que habría llegado a pasar de un modo u otro. Las opciones son múltiples. Pero todos los caminos llevan al mismo destino.
Hemos convertido la vida en un objeto. Tu esfuerzo de cambiarlo ha sido en vano. Una inútil pérdida de tiempo. Y lo sabes. Los inocentes no lo son tanto. Todos tienen alguna culpa. O, si prefieres, pecado. En efecto, todos de una u otra forma son pecadores, han transgredido las normas establecidas. Sin embargo, no importa. Tu trabajo que creías era tan noble ha sido infructuoso. ¿Por qué? Te lo diré: cualquier esfuerzo se pierde en la pasividad de los demás.
Recuerdo una frase, aunque no su autor: “Nacieron antes los esclavos que los amos”. Vista la situación actual, no podría estar más de acuerdo con ella. Y tú, ¿no la crees muy cierta?
Puedes estar ahí sin hacer nada, en silencio. Pero sabes que, desgraciadamente, llevo razón.
¿Qué esperabas? ¿Creías que los convencerías? ¿Tendrías seguidores que te respaldaran e imitarían tus actos? ¿Pensabas que despreciarían lo que son y se unirían al unísono en un gran abrazo de amor fraternal? Eres un pobre iluso. Y yo también.
La mayoría son seres inmaduros. Siguen unas ideologías, credos, religiones... en las que encomiendan sus deseos, sentimientos, emociones y su razón. Lamentable, ¿no?
Bien sabes que no es que hayamos abandonado el amor. Es que jamás ha existido. Tu idílica misión era imposible de que acabase bien. Ellos no están dispuestos a hacer algo más allá de divertirse unos días a tu costa. Después, se les dará su pan y una orden. Lo aceptarán de muy buena gana. Especialmente si viene de los superiores, de la casta gobernante. 
Este sistema nunca podrá ser destruido. ¿Tienes idea del porqué? Porque está representado en la naturaleza humana. Eso, amigo mío, es invencible. 
Hemos terminado siendo no lo que pretendíamos, sino aquello a lo que nuestros errores nos han dirigido. 
¿Pretendías encontrar un sentido a todo esto? No lo hay. Creemos que sí, cuando es mentira, son sólo espejismos de la realidad. Una ilusión que nos permite darle algún significado, aunque no sea la respuesta que buscamos. Pues la mayoría prefiere ser felices e ignorantes.
No somos más que unos desgraciados estúpidos, impulsados por instintos e intereses. 
Para ellos, tú no eres más que un demente, un inadaptado social, alguien que pone en peligro el sistema y la sociedad. Ya puedes hacerte una idea de cómo terminará todo esto. No obstante, tal vez sean ellos los que estén locos por no verlo como tú o, ahora, como yo.
Los pocos que te escucharon no son nada, piezas defectuosas de un engranaje que desconocen. Puede que les haya hecho felices, como te parecía. Sin embargo, su ilusión se extinguirá cuando tú lo hagas. ¿Qué permanecerá aquí cuando no ya no estés? La anécdota, el recuerdo, la diversión, el dolor. Todo ha sido un espectáculo. Te rebelaste contra lo que había con un pésimo resultado. Si hubieras triunfado, te habrías parecido a los demás: hipócrita, temeroso, débil... Tu proyecto iba a ser de todas formas un fracaso. Rápidamente habrían surgido de nuevo las mentiras, las infidelidades, la envidia, la codicia, el miedo y el odio. No hubiera funcionado, por más que te empeñases. No puedes luchar contra la naturaleza humana.
Lamento que esto haya concluido así. En realidad, no eres peligroso, como algunos intentan hacernos creer. Sólo eres un loco. No, eres un rebelde. Lo supe nada más verte en persona, en cuanto te miré a los ojos, lo comprendí todo por lo que luchaste. Si bien puede no parecértelo, yo mismo quería que continuaras. Al principio no lo comprendía; mas, como te he comentado, ahora creo que sí.
Ya no importa. Tus actos han sido en vano. No has logrado cambiar el sistema, ni mucho menos destruirlo. Alterar la naturaleza humana es utópico. Primero, todos deberían comprenderla en todos sus aspectos. Pero ellos no quieren, porque temen saber. La verdad les incomoda.
Compréndelo, las personas son muy extrañas, ¿verdad? Ansían la libertad y a la vez recelan de ella para poder seguir estando seguros en sus burbujas. No quieras explotarlas y dejarles sueltos. Es tentador pero irresponsable. Tus actos, aunque bondadosos, eran relativamente dañinos para ciertos grupos de individuos. Ya sabes quiénes son. Ellos son contra los que te enfrentabas. Pero, al final, has perdido. Lo siento, pero yo ya no puedo hacer nada. No permitirán que vuelva a pasar algo parecido. Cueste lo que cueste. Tu destino ya está sellado. El de los demás, también. Con suerte, puede que alguno se libre, si llega a comprender cómo realmente funciona todo. A aquel que lo intente, le espera un largo y arduo camino por delante. Le deseo mucha suerte y ánimo.

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